Ante el aumento de la temperatura a nivel mundial debido al calentamiento global provocado por el aumento de los gases de efecto invernadero que ha alterado los ciclos naturales que rigen el clima mundial, se hace necesario establecer medidas de adaptación urgentes en el entorno urbano. Por ejemplo, en las ciudades la situación se hace cada día más crítica debido al aumento de infraestructuras grises (cemento) en detrimento de los otros elementos del paisaje natural (vegetación y superficies de agua).
El concepto de Jardines Verticales no es nuevo, ya desde la antigüedad se mencionaban estructuras con jardines colgantes como por ejemplo los jardines colgantes de Babilonia. Actualmente esta práctica ha evolucionado sobre todo en Europa en donde en la mayoría de estos países presentan en las fachadas de sus edificios coberturas de plantas que embellecen sus ciudades.
Las áreas verdes en las ciudades son espacios indispensables en la vida cotidiana urbana ya que actúan como refugios climáticos en un entorno artificial mejorando la salud mental, reducción del estrés e incluso en algunos casos, ha contribuido a la reducción de la criminalidad. Además, la presencia de estos jardines verdes reduce la sensación de cansancio, aumenta la capacidad de concentración y mejora el estado de ánimo de las personas. Por otro lado, también contribuyen al bienestar de la biodiversidad al transformarse en corredores verdes.
A nivel mundial, los jardines verticales se han popularizado como una alternativa sostenible para mejorar el diseño urbano sobre todo en los espacios reducidos. El proceso de naturalizar las ciudades ha pasado a ser una necesidad climática. Estos muros verdes representan una solución muy importante sobre todo en la época de verano para mitigar las altas temperaturas y generar un microclima agradable. Además, ellos ofrecen otros beneficios ecológicos tales como la purificación del aire, aislantes térmicos naturales, absorción del ruido, reducción de gases contaminantes, reducción de contaminación visual y contribuyen a un ambiente estético atractivo y natural.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el área verde mínima debe ser entre 10 a 15 m2 por habitante, norma que casi nunca se cumple en detrimento de la calidad de vida de los habitantes en ambientes urbanos. Las autoridades municipales y de vivienda deben estar atentas a que los nuevos proyectos de desarrollo cumplan estas disposiciones y destinen espacios para las áreas verdes. Además, se debe promover en las escuelas, hospitales, centros comerciales e industriales, proyectos residenciales, el establecimiento de estos jardines verticales por sus aportes a la salud y el ambiente. También se pueden complementar estos jardines verticales con otras iniciativas verdes como la arborización inteligente de avenidas, parques y autopistas.
El uso de estos jardines verticales también tienen sus limitaciones como lo es el costo del mantenimiento sobre todo la parte de riego en estructuras verticales muy altas ya que la distribución uniforme del riego es más complicado porque deben ser eficientes y automatizadas para que las plantas reciban agua de forma uniforme. También hay que considerar los costos de la asistencia técnica para la poda, fertilización y control fitosanitario. Otro tema a tomar en cuenta es la calidad de los materiales ya que los mismos están expuestos a la intemperie y se deterioran rápidamente por lo que una adecuada planificación es importante para incluir estos aspectos.
A pesar de estas limitaciones, los beneficios que se derivan de estas infraestructuras verdes son un incentivo para tener una pequeña parte de la naturaleza cerca de usted y disfrutar de ellas.
Elaborado por: Carlos Gómez – Ing. Forestal
