Autor: Carlos Gómez – Ing. Forestal

Las Naciones Unidas ha declarado el período de 2021-2030 como el Decenio de la restauración de los ecosistemas a nivel mundial como una estrategia para mitigar los impactos del cambio climático. Esta iniciativa tiene como objetivo detener y revertir el proceso de degradación de los ecosistemas que afecta a las comunidades en general en la provisión de bienes y servicios ecosistémicos. En este artículo nos centraremos en los ecosistemas forestales.

Se estima que cada año se deforestan 10 millones de hectáreas de bosque y existen más de 2 mil millones de tierras deforestadas y degradadas que deberían restaurarse. Para esta gestión es clave involucrar a los pequeños productores familiares, las comunidades locales y los pueblos indígenas los cuales desempeñan un papel clave en la preservación de estas reservas de carbono forestal.

Autor: Carlos Gómez – Ing. Forestal

Las consecuencias de la pérdida de la cobertura forestal de los suelos producen impactos negativos en los bienes y servicios ambientales que producen estos ecosistemas naturales disminuyendo también, la calidad de vida de las comunidades asociadas a ellos. ¿Cómo podemos restaurar y conservar los ecosistemas forestales de nuestros suelos?

Una de las actividades que contribuye significativamente a este propósito es la reforestación y la agroforestería. Cuando plantamos árboles con fines de conservación, estamos contribuyendo a mejorar el entorno natural mediante la creación de espacios para la biodiversidad, proteger los suelos y las fuentes de agua, para el esparcimiento humano y creación de barreras contra catástrofes naturales, entre otros. Por otro lado, cuando plantamos árboles con fines de producción forestal, estamos contribuyendo al desarrollo del sector forestal con nuevos bosques productivos para cubrir necesidades de productos forestales diversos tales como madera y sus derivados.

Por: Carlos Gómez – Ing. Forestal

Cuando las sociedades humanas se desarrollan, surgen muchos retos que hay que afrontar y uno de ellos es el aprovechamiento óptimo del espacio disponible. Entre mayor población, mayor es la necesidad de espacio, generando conflictos sobre el uso de la tierra. Por lo general, las demandas de tierra cultivable, pastoreo, bosques, vida silvestre, turismo y desarrollo urbano son mayores que los recursos de tierra disponibles.

En los países en desarrollo, estas demandas se vuelven más apremiantes cada año. La población que depende de la tierra para alimentos, combustible y empleo se duplicará en los próximos 25 a 50 años. Incluso donde la tierra todavía es abundante, muchas personas pueden tener acceso inadecuado a la tierra o los beneficios de su uso. Ante tal escasez, la degradación de tierras agropecuarias, de bosques o recursos hídricos puede ser evidente para todos, sin embargo, no existen incentivos apropiados o los recursos para detenerla.

Autor: Carlos Gómez – Ing. Forestal

Cada año, el 21 de marzo se celebra a nivel global, el Día Mundial Forestal por lo que sería conveniente analizar en esta fecha, ¿Cómo estamos en el país en materia forestal? En cuanto a la cobertura boscosa, nos encontramos con un 44% a nivel nacional, que es una cifra aceptable a nivel regional. Por otro lado, tenemos un 37% del país bajo la categoría de áreas protegidas, lo que evidencia el grado de importancia que le damos a la conservación de los recursos naturales, hasta ahora.

En cuanto a la deforestación, lamentablemente todavía tenemos aproximadamente 2 millones de hectáreas sin bosques que requieren, con carácter de urgencia notoria, ser reforestadas. A la fecha, sólo hemos reforestado alrededor de 80 mil hectáreas. La pregunta es ¿Cómo podemos potenciar/incentivar la reforestación con fines de conservación y producción? Sabemos que esta no es una tarea fácil y barata. Sin embargo, podemos sumar a muchos actores de la sociedad que entienden muy bien que sin los bosques no tendremos biodiversidad, agua, suelos, estabilidad ecológica, todos ellos, elementos claves para el desarrollo económico del país.